La edificación se ubica en un terreno contiguo al mar Caribe al noroeste de la isla de Roatán, Islas de la Bahía, Honduras. Actualmente el terreno es ocupado por una densa selva tropical con topografía irregular.

Planteado con estructura mixta de madera y acero el proyecto procura adaptarse a las condiciones climáticas de la isla y a su arquitectura vernácula. Se plantean tres módulos funcionales que se complementan entre ellos con un programa que comprende espacios de co-working y habitaciones completas para el hospedaje de sus invitados.

De la misma forma que las construcciones locales, el edificio se eleva por encima del nivel del terreno como estrategia de adaptación topográfica y método de control climático. 

El proyecto busca el máximo confort garantizando el flujo natural de la ventilación y la protección solar en las áreas de mayor incidencia a través de elementos de fachada como  parteluces y contraventanas.